¿Qué es el triptófano y para qué sirve?

¿Qué es el triptófano y para qué sirve?

El L-triptófano es un aminoácido, es decir, uno de los compuestos nitrogenados que constituyen los bloques básicos en la composición de las proteínas.

De entre los aminoácidos conocidos, una parte de ellos puede ser sintetizado por nuestro metabolismo, mientras que otros -entre ellos el triptófano- debe ser obligatoriamente suministrado a través de la dieta que ingerimos, pues nuestro cuerpo es incapaz de sintetizarlo a partir de otros precursores, formando parte entonces, de los llamados “aminoácidos esenciales”.

Ahora bien, profundicemos sobre qué es realmente el triptófano y cuál es su utilidad específica en el metabolismo humano.

Triptófano vs L-triptófano

Las moléculas con actividad biológica potencial se pueden presentar algunas veces en la naturaleza bajo varias formas bioquímicas posibles.

Cuando una molécula dispone su grupo funcional en el sentido diestro, se le denomina “D”, y a la otra, a su inversa, con el grupo funcional a la izquierda del carbono, se le llama “L”. De entre estas dos posibles formas moleculares, únicamente las formas L poseen actividad relacionada con los seres vivos. Es por ello que el L-triptófano es el que tiene posibilidad de ser incorporado en la síntesis interna de proteínas biológicamente activas en nuestro cuerpo.

Una vez que obtenemos el L-triptófano a través de la ingesta de proteínas de origen vegetal o animal, este es transformado en el interior de nuestro cuerpo en 5-HTP (5-hidroxitriptófano), para ser luego incorporado como parte de la cadena de aminoácidos de una serie de proteínas fundamentales en los procesos metabólicos relacionados con la salud de nuestro cuerpo.

¿Para qué sirve?

El triptófano resulta esencial para el sistema nervioso, digestivo y para el correcto cuidado de la piel, desde las primeras etapas del desarrollo embrionario del feto, nuestras etapas infantiles y juveniles, así como en el mantenimiento del equilibrio metabólico del nitrógeno en las personas adultas.

El L-triptófano forma parte fundamental de la composición de diversas sustancias biológicamente activas, que regulan diferentes funciones biológicas de nuestro cuerpo; entre ellas:

  • La serotonina, llamada la “hormona de la felicidad”, porque induce estados de relajación y sensación de plenitud, modulando nuestra conducta, los estados de ánimo y el desarrollo de la capacidad de conocimiento por su efecto fisiológico en el cerebro.
  • La melatonina, que es una hormona cuya función es regular los ciclos de vigilia y sueño dentro de los ritmos circadianos.
  • La vitamina B3, o niacina, fundamental para la síntesis de las coenzimas NAD y NADP, relacionadas con el metabolismo de la producción de energía en las células vivas y la comunicación celular. También contribuye con la regulación de los niveles de colesterol en el cuerpo.

Fuentes naturales de L-tripófano en la alimentación

Como consecuencia de que no puede ser sintetizado por nuestro cuerpo, hay que suplir por vía externa su ingesta a partir de alimentos ricos en triptófano. Entre la extensa lista que lo poseen en su composición, los hay tanto de origen vegetal como animal. Entre ellos podemos resaltar:

De origen vegetal:

  • Las semillas de algunas plantas oleaginosas, como la soya, el cacahuete, el sésamo o ajonjolí, el girasol y la calabaza.
  • Frutos secos y sus derivados, como almendras, nueces, avellanas, pistachos y anacardos, el maní y la mantequilla de maní.
  • Frutos como la banana, o plátano, y el aguacate.
  • Los cereales, entre ellos principalmente la avena, el arroz, el amaranto, la chía y la quinoa.
  • Las legumbres en general (alubias, lentejas, garbanzos).

De origen animal:

  • Los huevos; en especial la yema.
  • Las aves; sobre todo la carne magra de pollo y pavo.
  • Los pescados azules, como sardinas y salmón.
  • Los lácteos; bien sea directamente la leche, o sus derivados, como queso, yogurt, kéfir.

Para procesar adecuadamente la fuente natural de triptófano en la alimentación, el cuerpo requiere disponer simultáneamente de concentraciones adecuadas de algunos minerales que actúan como cofactores enzimáticos, sobre todo, el hierro. En ocasiones, también se puede requerir de la presencia intracelular de riboflavina y de vitamina B6 para completar la síntesis de moléculas mayores de acción biológica con triptófano en su composición.

El L-triptófano como suplemento alimenticio o tratamiento médico

Cuando se producen ciertas afecciones relacionadas con una síntesis deficiente de serotonina o de melatonina, el L-triptófano puede ser también directamente suministrado como suplemento en tratamientos clínicos basados en otros medicamentos.

Como elemento precursor de la síntesis de serotonina, el L-triptófano ha mostrado su eficacia en el tratamiento de ciertos desórdenes de salud, sobre todo psiquiátricos, tales como:

  • La dificultad recurrente para conciliar el sueño, el insomnio, la apnea nocturna, y la irritabilidad y desánimo consecuencia de dicha falta de buen descanso.
  • Los trastornos depresivos y de ansiedad, sustituyendo o mejorando los efectos de ciertos fármacos antidepresivos y ansiolíticos.
  • El trastorno afectivo estacional (TAE), o depresión estacional, que afecta a ciertas personas, incluso a niños, durante el otoño e invierno.
  • La irritabilidad derivada del síndrome disfórico premenstrual (TDPM).
  • Como ayuda en el tratamiento para abandonar el consumo de tabaco.
  • Para mejorar el desempeño en ciertas disciplinas deportivas.
  • Para coadyuvar en la cicatrización de las lesiones ulcerosas producidas por la infección de Helicobacter pylori.
  • Se encuentran en evaluación sus posibles efectos terapéuticos en el tratamiento de algunas enfermedades neurodegenerativas, como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y el Alzheimer.

Precauciones

El uso de L-triptófano comporta riesgos que se eliminan o minimizan bajo control riguroso de las dosis utilizadas en el tratamiento médico, pues se ha responsabilizado al exceso en la ingesta de este aminoácido del desarrollo del síndrome de eosinofilia y mialgia (SEM), que provoca un conjunto de síntomas como fatiga crónica, debilidad muscular, dolores musculares y nerviosos intensos, dolor e inflamación crónica del tejido conectivo, articular y de los órganos torácicos, erupciones cutáneas y alopecia. También puede originar afecciones menores, como dolor estomacal, acidez, eructos y flatulencias, además de náuseas y mareo, cefalea, diplopía, vómitos, diarrea, sequedad de la boca, ausencia de apetito y disfunciones sexuales.

La ingesta de L-triptófano también debe ser cuidadosamente regulada en pacientes bajo tratamiento de medicamentos psicotrópicos sintéticos y naturales, embarazadas y madres lactantes, y personas con disfunciones hepáticas o renales.

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