Nuestro mejor aliado para mantenernos sanos es el sistema inmunológico. Este está conformado por agrupaciones de células y órganos que trabajan arduamente como un equipo para defender el organismo de antígenos como las bacterias, células cancerígenas y los virus. Al momento en que un agente extraño ingresa a nuestro cuerpo, estas células se ponen en acción, entre ellas, los linfocitos… pero ¿qué son exactamente?
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¿Qué son?
Son un tipo de leucocitos, los cuales forman parte de las agrupaciones inmunitarias del cuerpo. Estos se dividen en:
Linfocitos B
Son los encargados de producir proteínas conocidas como gamma y globulinas. Además, tienen un papel importante en la producción de anticuerpos. Ellos son como el detective que busca al criminal, rastreando sus pasos y una vez que lo tiene en la mira, ¡va directo a atraparlo! De forma similar actúan los linfocitos B frente a un antígeno.
Una vez que estos se unen a los elementos invasores, producen células plasmáticas específicas para combatir y destruirlos. En adición, se dividen en subtipos:
- Linfocitos de memoria: siempre están listos para dividirse y generar respuestas ante una amenaza
- Células efectoras: son inmunocompetentes, es decir, tienen la única función de eliminar células alteradas por algún virus.
Sin embargo, los linfocitos B no pueden penetrar en los tejidos, y es allí donde su trabajo se complementa con el de los T.
Linfocitos T
Por otro lado, los linfocitos T son células que regulan las respuestas inmunitarias y actúan como alertas para otras células al momento en que ingresa un intruso en el sistema. Tienen su origen a partir de los B, con membranas en su estructura que les permiten ser receptores del TCR y, a través de ella, identificar más fácil al antígeno.
Enfermedades relacionadas con los linfocitos
Entre las enfermedades clínicas que están relacionadas con estos leucocitos y la forma en que perjudican el sistema inmunológico, se encuentran los linfomas. Estos son un tipo de cáncer sobre los linfocitos que están clasificados como la enfermedad de Hodgkin y el linfoma no hodgkiniano.
Consulta también las afecciones relacionadas con el nivel de estas células:
Enfermedad de Hodgkin
Representa el 25% de los linfomas en pacientes. Dicha enfermedad puede aparecer hacia finales de la adolescencia, así como a mediados de los cincuenta hasta los setenta años. Se origina en un ganglio linfático hasta extenderse por todos los ganglios. En su proceso de expansión, afecta al hígado, la médula ósea, los intestinos y el bazo.
Enfermedad no Hodgkininiana
La enfermedad no hodgkiniana representa el 75% de los linfomas. Aparece en pacientes mayores de edad. Este tipo de cáncer es originado en los linfocitos B, y se diferencia de la enfermedad de Hodgkin porque el tumor no aparece en el ganglio linfático sino en otras zonas del cuerpo, como en la glándula tiroidea.
Este tipo de cáncer puede llegar a tomar muchos años en manifestarse y no representará mayor riesgo a la salud si es diagnosticada a tiempo. Sin embargo, existen casos en que se desarrolla muy rápidamente, tomando unas pocas semanas, por lo que representa una amenaza para la vida del paciente.
Enfermedades de tipo autoinmune
Con la pérdida de linfocitos B, en conjunto con la producción desmesurada de anticuerpos, se da origen a una enfermedad autoinmune. Actualmente se han diagnosticado más de 80 enfermedades de este tipo, siendo las más comunes:
- Esclerosis múltiple
- Lupus eritematoso sistémico
- Artritis reumatoide
Ante su aparición, los linfocitos B son incitados a secretar anticuerpos autorreactivos, así como de secretar citosinas quimiocinas, perjudiciales para el cuerpo humano.