El cáncer de mama es la multiplicación incontrolada y acelerada de células malignas, provenientes de los conductos y glándulas mamarias. Se trata de una enfermedad que no puede prevenirse, pero al ser diagnosticada de manera temprana, podría curarse, acompañando el tratamiento con una rutina de ejercicio y estiramientos en el cáncer de mama.
Las células cancerosas viajan por la sangre desde el tejido mamario hacia los vasos linfáticos, extendiéndose a otras partes del cuerpo, incluso llegando a adherirse a diferentes órganos y músculos, y causar metástasis generalizada.
Su incidencia es mayor en la población femenina, apareciendo usualmente en mujeres con edades comprendidas entre los 35 y los 50 años. A pesar de que los hombres también pueden llegar a padecer este tipo de cáncer, su incidencia en varones es más baja, pues se trata de un cáncer que depende de la presencia de hormonas sexuales femeninas (estrógenos).
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¿Cuáles son sus síntomas?
En principio, el cáncer de mama no ocasiona ningún tipo de síntomas. No obstante, a medida que se expande, aparecen diferentes síntomas característicos, por ejemplo:
- Tumor en la axila o el tejido mamario.
- Cambios en el tamaño, la forma y la textura, tanto de la mama como los pezones.
- Expulsión de líquido a través del pezón.
Conforme el cáncer avanza, se presentan síntomas como:
- Dolores en la zona y también molestias óseas.
- Hinchazón de los ganglios linfáticos.
- Úlceras cutáneas.
- Pérdida de peso.
Causas del cáncer de mama
Uno de cada 10 casos de cáncer de mama se debe a una alteración genética. La investigación sobre este tipo de cáncer ha conseguido asociar una predisposición familiar, relacionada con mutaciones del gen BRCA1 y BRCA2, con un riesgo entre 45% a 65% de desarrollar la enfermedad en mujeres con esta alteración genética.
Adicionalmente, existen diferentes factores de riesgo que inciden en el desarrollo de cáncer de mama, destacando:
- Historial familiar de cáncer
- Mayor exposición a estrógenos a lo largo de la vida, lo cual puede deberse a una menstruación temprana o una menopausia tardía.
- Obesidad.
- Toma de anticonceptivos.
- Exposición a la radiación en la juventud, a consecuencia de múltiples radiografías o tratamiento de radioterapia.
- Consumo excesivo de alcohol, ingesta elevada de calorías y grasas.
Prevención y tratamiento
Con respecto a la prevención, solo es posible realizar una detección temprana si se incentiva la autoexploración frecuente de tejido mamario en mujeres de todas las edades, así como las mamografías periódicas a partir de los 50 años de edad. En la actualidad, se desarrollan estudios referentes a la administración de medicamentos antiestrógenos para reducir el nivel de riesgo.
En cuanto a tratamiento, éste dependerá del estadio del cáncer y el estado de salud propio de la paciente. El protocolo de atención incluye terapia hormonal, quimioterapia, radioterapia, cirugía para retirar el tumor e, incluso, mastectomía para extirpar tanto el tejido mamario como el circundante que pueda haberse afectado por las células malignas.