Si consultamos los datos que ofrece el Grupo Banco Mundial, un conjunto de cinco instituciones cuyo objetivo es reducir la pobreza, la tasa de mortalidad decreció en el mundo entre 1960 y 2019, momento en que volvió a incrementarse hasta 2021 (último dato registrado) a causa de la pandemia por la Covid-19. Si buscamos la tasa mundial de mortalidad infantil en Statista, una plataforma con información sobre más de 80.000 temas distintos, podremos comprobar que Afganistán y Somalia son los dos países que concentran una tasa más elevada: por cada 1.000 bebés nacidos, mueren 103 (en Afganistán) y 85 (en Somalia). En cuanto al SARS-CoV-2, el número de casos registrados en todo el mundo comenzó a mantenerse estable (sin muchas variaciones) a partir de enero de 2023, aproximadamente. Parece que la Covid-19 es la enfermedad que está marcando esta tercera década de nuestro siglo XXI. Sin embargo, aún hay otra enfermedad que preocupa, y mucho, por los casos habituales que se dan incluso en personas de nuestro entorno cercano: el cáncer.
La evolución prevista de esta otra enfermedad para 2040 no es nada positiva: el cáncer aumentará de 10 millones de fallecimientos registrados en 2020 a más de 16 millones, en apenas dos décadas. A día de hoy, el país que registra un número mayor de muertes por cáncer es China, suponiendo casi una tercera parte del total mundial actual. La India y Estados Unidos son los dos países que siguen a China, mientras que, a nivel europeo, se posicionan a la cabeza: Rusia, Alemania, Francia y Reino Unido (por este orden). Así pues, es normal que, con cifras como estas, la sociedad se alarme. Esta preocupación comprensible se puede combatir principalmente de tres maneras: con prevención; con tratamientos que permiten que la persona, aunque no se cure de su enfermedad, pueda hacer una vida lo más normal posible; y con medicamentos que atajen el problema de raíz, lo cual no siempre es factible.
De los tres puntos anteriores, prevenir es clave para poder detectar a tiempo enfermedades, dolencias… afecciones de cualquier tipo para las que, si no hay una probabilidad de cura muy alta, al menos sí hay un tratamiento efectivo que permite que la persona pueda llegar a librarse de la enfermedad. Por ejemplo: las mujeres con cáncer de mama únicamente localizado en la mama, sin que haya metástasis (que el cáncer no se haya extendido a otros órganos ni tejidos del organismo de la persona), tienen una supervivencia del 100% según indica Statista en 2018.
Por todo lo anterior, los reconocimientos médicos son muy convenientes. Realizar revisiones médicas con cierta periodicidad, aunque la persona crea estar sana y no note síntomas, puede ayudar a prevenir e identificar a tiempo las enfermedades. A continuación, abordamos la importancia de someterse a esta clase de reconocimientos ante los que algunos pacientes muestran cierta reticencia por temor a un diagnóstico desfavorable.
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La efectividad de los reconocimientos médicos
Los reconocimientos médicos tienen un impacto directo en los diversos ámbitos de la vida. El resultado del diagnóstico suele ejercer cierta influencia en la familia, el trabajo, el ocio… Conocer el estado de salud de una persona, tanto física como psíquica, resulta muy útil para dotar al ciudadano de las herramientas adecuadas que le permitirán gestionar su condición. De hecho, las evaluaciones médicas pueden influir incluso en las aficiones que se hacen en el tiempo libre. Por ejemplo: la halterofilia o los lanzamientos de jabalina, martillo, disco y similares, están contraindicados para personas con escoliosis, ya que todos estos ejercicios implican levantar peso; algo que, sin duda, puede forzar la postura de la persona que los practica y, en columnas vertebrales de por sí delicadas, generar un perjuicio en lugar de un beneficio.
¿Por qué son importantes las revisiones médicas laborales?
Está claro que los reconocimientos médicos permiten prevenir enfermedades, detectarlas a tiempo e incluso, una vez ya se tienen confirmadas, observar cómo evolucionan y responden al tratamiento aplicado.
Seguidamente, hablamos sobre la importancia de las revisiones médicas laborales, que pueden ayudar a ajustar el entorno del trabajador a su estado de salud. Los reconocimientos periódicos permiten:
- Tener noción del estado de salud del trabajador y medir los riesgos que su condición puede suponer también para el resto de empleados.
- Determinar el riesgo de intoxicación que el trabajo puede producir en el empleado.
- Valorar la viabilidad de que el empleado desarrolle un puesto de trabajo determinado (una persona con asma, por ejemplo, no debería desarrollar trabajos que impliquen una actividad física intensa).
- Proporcionar los EPI (Equipos de Protección Individual) que la persona pudiera necesitar. Por ejemplo: hay empresas en las que se cortan materiales. En una persona con VIH, podría resultar especialmente conveniente el uso de guantes.
¿Dónde someterse a las revisiones médicas periódicas?
Hay centros para someterse a reconocimientos médicos y obtener, además, el certificado correspondiente con los resultados correspondientes. Uno de estos centros médicos es CMR. Desde su sede en Palma de Mallorca, expide los certificados médicos que se requieren para:
- Obtener el carné de conducir.
- Conseguir el permiso de armas.
- Tener razas PPP (perros considerados potencialmente peligrosos).
- Trabajar como vigilante en la seguridad privada.
- Etc.
De hecho, en CMR también se expiden los certificados médicos que necesitan los opositores al Cuerpo y Fuerzas de Seguridad del Estado.